A dos semanas de un histórico plebiscito en Chile crece la incertidumbre sobre el rumbo político si se impone el rechazo a una nueva constitución y continúa vigente la impuesta por los militares hace 41 años.
Los chilenos decidirán el 4 de septiembre si aprueban una nueva carta magna elaborada por una Convención Constitucional izquierdista que propone un Estado social y democrático o mantienen la de la dictadura de 1973 a 1990, que instauró un Estado subsidiario con un modelo de libre mercado.
Coincidentes sondeos indican que ganaría el rechazo al nuevo texto propuesto, impulsado por la oposición derechista.
Claudia Heiss, jefa de la carrera de Ciencia Política de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, dijo a The Associated Press que un triunfo del “Apruebo” de la nueva carta magna “da más certidumbre” mientras que si gana el “Rechazo” se abrirá el espacio “a conflictos sociales más agudos” y la derecha mantendría el poder de veto que por décadas le ha permitido rechazar los cambios.
La oposición ha dicho que de ganar en la consulta está dispuesta a introducir al menos una decena de reformas a la actual carta magna que incluyan más derechos sociales y cambiar el Estado subsidiario actual por un Estado social y democrático de derecho.
Pero de momento no hay una posición única en el sector sobre cómo reformaría la constitución actual: algunos hablan de iniciar un nuevo proceso constitucional y otros dicen que los cambios deberían tramitarse en el Congreso.
Jorge Gómez, de la derechista Fundación Para el Progreso, dijo a AP que la constitución propuesta “es vista con desconfianza y varios de los temas que propone, como la plurinacionalidad (que otorga derechos a los pueblos originarios) no son tan relevantes para la ciudadanía”.
El presidente Gabriel Boric reiteró el viernes a los periodistas que lo acompañan en una gira por ciudades del sur que el proceso constituyente “seguramente” va a continuar después del plebiscito y hay que decidir si sigue con reformas al texto aprobado o “si es que hay que hacer un nuevo proceso constituyente”.
El mandatario declaró a mediados de julio que si gana el “Rechazo” tendrá que discutirse “todo de nuevo, a partir de cero”.
El oficialismo suscribió hace ocho días un acuerdo en el que prometió introducir varios cambios a la nueva constitución si gana el “Apruebo” con el propósito de captar votos de la centroizquierda que se fueron al “Rechazo” por su disconformidad con varios artículos, incluida la plurinacionalidad.
El viernes es la última jornada en que los chilenos podrán conocer los diversos sondeos sobre el plebiscito porque desde el sábado rige una ley que prohíbe difundirlos a partir de 15 días antes de la elección.
Una encuesta de Black&White difundida el viernes indicó que el “Rechazo” ganaría por 58% mientras que otras consultoras revelaron que la diferencia entre ambas opciones está entre los cinco y los 10 puntos, siempre en contra del nuevo texto.
El proceso constitucional chileno nació tras una revuelta social en 2019 que derivó en un plebiscito en el que el 78% de los electores dijo que quería una nueva constitución.